La Maison Dior ha sido un referente para la artesanía y la elaboración consciente de las prendas a partir de la apreciación histórica del textil. Además, el lenguaje esencial de la Casa no es tan inmediato de descifrar. En la primera interpretación de JW Anderson, Dior da un paso hacia adelante, transformando los códigos en sentimientos y los recuerdos en texturas.
Las texturas y siluetas se reforman con cada trazo, con cada línea. Los clásicos símbolos de Dior se mantienen presentes, mientras que se incorporan nuevas formas en los sombreros y capas.
“A lo largo del tiempo, el abrazo a la belleza ha dado forma de manera constante a la Maison, sin importar el momento. El lenguaje Dior es cercano y sorprendente a la vez. Es una invitación a soñar a lo grande, a aceptar el teatro de la vida y a disfrutar del poder de la moda para transformar lo cotidiano en un escenario de fantasía. No necesita explicaciones. Despierta emociones que pueden traducirse en tantas palabras como miradas lo contemplen”.
Encerrar la historia en una caja provoca una implosión: los sombreros también se repliegan sobre sí mismos. El orden de las cosas se reorganiza; la fragmentación abre un espacio donde la mujer Dior puede explorar la grandeza, la rapidez, la intensidad de lo cotidiano o el fulgor de un arrebato dulce; elevarse con gracia o expandirse con la firmeza de una escultura.