TERNURX
El lenguaje que juega con la identidad
(FASHION)

Los símbolos de nuestra cotidianidad suelen reflejar cuestiones más profundas que lo que habita en el ideal de la consciencia. El proyecto de diseño Ternurx explora todas esas potencias: la feminidad, la validación estética y la transgresión que las prendas manifiestan. Dann, creadora de la marca, ha desarrollado un lenguaje que se expresa entre códigos y, en cada prenda se observa un destello en su camino por transformar las performáticas. En esta conversación, su voz se transparenta y nos abre las puertas a la posibilidad.

¿Cómo nació la marca y cuál fue la motivación detrás de su creación?

Viví en un entorno donde la percepción del cuerpo femenino determina el trato, la atención y el acceso. Me interesaba observar esa estructura desde dentro, no tanto para combatirla, sino para entender su lógica. Como todas, en algún momento descubrí que mi aspecto definía la forma en que mis ideas circulaban: cuando me veía “bonita”, era tratada con amabilidad pero condescendencia; cuando me veía “fea”, mis opiniones ganaban peso, pero también distancia.

Ternurx nació en ese punto intermedio, donde la feminidad deja de ser una identidad y se vuelve un lenguaje. Un lenguaje que puede usarse, distorsionarse o rechazarse sin pedir permiso. Es una forma de lidiar con algo que ya estaba ahí: la feminidad como sistema de valor.

¿Qué historia personal o contexto dio inicio a este proyecto?

Durante años me sentí ajena a la idea de lo femenino como algo propio, aunque seguía participando en sus dinámicas. Nunca me hizo sentir cómoda. No suelo usar maquillaje, tengo el cabello corto y mi ropa tiende hacia lo “masculino”; la mayoría de las veces me confunden con un niño adolescente.
Ternurx surgió como una decisión consciente: dejar de participar en la economía del “verse bien” y apostar por una estética que hablara más de ideas que de apariencias.
Se convirtió en una especie de alter ego, un espacio donde puedo explorar versiones de lo “femenino” sin sentir mi persona expuesta a los juicios que eso implica. No es una reconciliación, es una búsqueda prolongada. Me interesa cómo los gestos “bonitos” pueden ser violentos y grotescos, y cómo los gestos “feos” pueden ser liberadores.
Ternurx Es una plataforma para explorar identidades, ironías y tensiones que, en mi día a día, serían imposibles de sostener.

¿Cómo equilibras la experimentación con el uso cotidiano?

Lo cotidiano me interesa como escenario para el gesto político. Un pantalón con una frase en el trasero no es una provocación: es un recordatorio de cómo miramos.
A veces me atrae más la reacción que la prenda. Si algo puede incomodar, hacer reír o activar una lectura moral, para mi ya cumplió su objetivo.
No busco que Ternurx sea “transgresora” en el sentido clásico, sino que provoque un tipo de humor o tensión que revele lo absurdo de las normas que seguimos reproduciendo.

¿Qué sueñas construir con el proyecto en los próximos años?

Quiero que Ternurx se mueva hacia terrenos menos cómodos: materiales nuevos, procesos distintos, estructuras menos predecibles. No me interesa el crecimiento en el sentido tradicional, sino conservar el margen de error.
Cada pieza debería seguir funcionando como una contradicción: algo que no cierra del todo. Más que una marca, me interesa que siga siendo un espacio de pensamiento y exploración.

¿Cómo imaginas la evolución de tu estética o filosofía creativa?

Mi estética cambia cada vez que dejo de creer en algo.
Si algo me incomoda, lo incorporo.
Supongo que Ternurx seguirá mutando mientras siga observando las mismas cosas que me molestan del principio: el cuerpo, la mirada, la representación.
Una parte de mi busca seguir tensando la cuerda.

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