Alfonso Herrera atraviesa un territorio que trasciende las narrativas del personaje. Parece encontrarse en un umbral donde su cuerpo habita cada escena con la densidad de quien ha trabajado profundamente en su interior, reflejando una experiencia sensible en cada entrega. Su tránsito a través de la sombra nos lleva a una conversación donde las preguntas fluyen a través de los muros del laberinto y cuyos símbolos se manifiestan en la luz y en la penumbra.
El proceso creativo lleva la naturaleza de un laberinto: hay búsqueda y hallazgo, pero también desvío y repetición. ¿Cómo conectas con las pasiones que te impulsan a crear? ¿Crees que nacen de tu interior o responden a los ecos del universo?
El proceso creativo es como un laberinto. Mis pasiones surgen de mí, pero también son influenciadas por lo que veo y escucho a mi alrededor. Es un juego entre lo que siento y lo que me rodea.
A lo largo de tu trayectoria has dado vida a personajes de gran profundidad, así como también has habitado tus propios silencios. ¿Cómo ha sido para ti ese tránsito interno hacia una versión más honesta y permeable de ti mismo?
Encontrar una versión más auténtica de mí mismo ha sido un viaje. Aprender a estar en mis silencios me ha ayudado a aceptar mis vulnerabilidades y a ser más honesto en mi trabajo. Cada personaje que interpreto me enseña algo nuevo sobre mí.
México es una tierra de símbolos y memorias vivas. ¿Cómo dialogas con tus raíces y la esencia de los personajes que interpretas? ¿De qué manera se manifiesta esa organicidad profunda de la identidad mexicana, que con cada cambio resiste y florece en tu trabajo?
Mis raíces mexicanas son fundamentales en lo que hago. Conectar con ellas me permite traer a la vida historias que resuenan con nuestra cultura y tradición. Esa esencia se refleja en mis personajes y en cómo los interpreto.
En tu práctica actoral, ¿cómo atraviesas los muros del laberinto? ¿Qué has descubierto en esos momentos de pausa y desconocimiento antes de salir? ¿Tienes alguna herramienta que te sostenga?
Para enfrentar los desafíos de la actuación, a menudo tengo que lidiar con mis propios miedos. En esos momentos de duda, he encontrado que la vulnerabilidad es clave. La reflexión me ayuda a encontrar claridad.
a esencia de la identidad es cambiante, y solo a través del movimiento es que manifestamos los efectos de la luz y la oscuridad. Así como la luz es una guía, ¿en qué momentos crees que te has dejado guiar por la intuición ante la oscuridad?
La luz y la oscuridad son parte de la vida. He aprendido a confiar en mi intuición, especialmente cuando las cosas se complican. A veces, en la oscuridad, encontramos las respuestas más importantes.
En un mundo cuya mirada exige certezas, tu trabajo abre espacio a lo sensible y a la posibilidad invisible. ¿Qué perspectiva crees urgente para acercarnos a una evolución orgánica de las posibilidades de creación, más presentes y más humanas?
En un mundo que busca certezas, creo que es vital ser sensibles y abiertos. La creación debe ser un espacio para explorar y conectar emocionalmente. Eso nos ayudará a crecer y a ser más humanos.
El cine como lenguaje inscribe una dimensión transformadora, donde el ritual, el espejo y la revelación protagonizan el acto performático. ¿Qué poder le reconoces hoy a la interpretación? ¿Qué mirada o sensibilidad crees que necesitamos cultivar para acercarnos a una experiencia más conectada con lo esencial?
El cine tiene un poder especial. La actuación es un acto que nos une. Necesitamos mirar las historias con una sensibilidad que nos permita ver la humanidad detrás de cada personaje y conectar con lo que realmente somos.