Roxana del Valle creó Ingrata Fortuna hace 10 años con la idea de que una joya no es solo un objeto para usar, sino un pedazo de historia, energía y tierra que llevas contigo. Tiene dos espacios en Ciudad de México: uno en la Roma, en El Parián, y otro en Artz Pedregal, donde está la Gemoteca, una colección enorme de gemas que invita a descubrir y entender cada piedra.
La Gemoteca de Ingrata va mucho más allá de comprar o mandar a hacer una joya. Su intención es que los clientes puedan aprender, conocer las gemas de cerca, y entender lo que hay detrás de cada una. Porque, como Roxana dijo, “Cuando eliges una piedra, no solo te llevas un material: te llevas un pedacito de la tienda”. Por eso la colección está ahí, para explorarse, tocarse, cuestionarse… Esa cercanía permite tener mayor claridad sobre la pieza que cada quien quiere crear, pero también genera una conexión más profunda con el proceso y con lo que cada gema representa.
La colección es extensa: desde gemas suaves hasta diamantes, con precios que van desde 800 hasta 400,000 pesos. Los diamantes que tienen provienen de India y Canadá, y aunque también ofrecen diamantes de laboratorio, que son iguales en composición y belleza, la diferencia está en el tiempo que tardaron en formarse: millones de años bajo tierra para los naturales, versus meses en laboratorio. Esa diferencia puede ser importante para quienes sienten la energía y la historia que trae cada piedra.
La tienda de Pedregal es un homenaje a la tierra volcánica de la zona. Por eso, las bases de los muebles son de piedra volcánica, un detalle que conecta físicamente el espacio con la tierra donde nacen las gemas, haciendo que toda la experiencia sea más profunda y auténtica.
Lo que distingue a Ingrata Fortuna es la colección de más de 2,000 gemas que han construido desde 2015, un trabajo de años recorriendo ferias y conociendo proveedores, para que cada pieza no solo sea hermosa, sino que tenga una historia que contar y una energía que acompañe a quien la lleva.
El día que visitamos la tienda fue muy especial para mí. Después de mucho tiempo imaginando un anillo de Ingrata Fortuna, por fin llegó el momento de diseñarlo de la mano con Roxana. Elegimos un rubí de su gran colección, y al verlo supe que era el correcto. Los rubíes son mis gemas favoritas por su fuerza y energía; un solo rubí es símbolo de intensidad, pasión, valentía y poder del corazón. Esta piedra aporta fuerza emocional, estimula el amor propio y fortalece la motivación.
La atención y cuidado que pone Roxana a cada piedra y diseño elevan la experiencia de traer una pieza tan auténtica y especial, llena de vida e historia. Ingrata Fortuna ofrece un espacio que guarda la esencia terrenal en cada joya.