
Existe una forma de analizar la memoria y los recuerdos que no solo nos permite comprender el pasado, sino que genera una experiencia sensorial donde el tiempo deja de ser lineal. La obra de Ryuichi Sakamoto encarna esta noción: el sonido no como simple registro, sino como fenómeno tridimensional que trasciende la percepción tradicional.
Ryuichi Sakamoto es el referente contemporáneo del esteticismo asiático en las bellas artes. Su trabajo equilibra espiritualidad, poesía, música, artes visuales, meditación y contemplación. Su creación es reflejo de la profundidad histórica de su vida y sus ancestros. Nació en Tokio, donde su infancia estuvo marcada por la literatura, la música de Debussy y Bach, el jazz de John Coltrane y el rock de los Beatles. Estudió en la Tokyo University of the Arts, donde comenzó a fusionar sonidos orientales y occidentales, exploración que lo llevó a cruzar los límites de la música y las artes visuales.
Descubrir su obra en Tokio fue casi inevitable, como si la ciudad misma me lo revelara. Esta conexión orgánica me llevó a integrar su legado en la edición Nature and Wonder, no solo por su profunda exploración del asombro en la naturaleza, sino porque borra las fronteras entre lo natural y lo tecnológico, lo humano y su entorno. Seeing Sound, Hearing Time es la primera exposición que recopila parte esencial de este legado, profundizando en su incursión al arte contemporáneo. Al visitarla en diciembre de 2024, tuve la oportunidad de conversar con el curador Sachiko Namba en el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio, cuyas reflexiones se entretejen en este ensayo.
Esta exposición fue concebida por el propio Sakamoto antes de su muerte y refleja su trayectoria como pionero experimental, planteando preguntas esenciales que constituyen su legado. Invita a reconsiderar nuestra percepción del sonido, el tiempo y la relación con la naturaleza, subrayando además la importancia de la creación colaborativa en la contemporaneidad. La frase “ver el sonido, escuchar el tiempo” proviene de un libro publicado en 1982, que recopila conversaciones filosóficas entre Shozo Omori y Ryuichi Sakamoto, titulado Oto wo miru, toki wo kiku: Tetsugaku Kogi (Asahi Press). Desde sus inicios, la preocupación de Sakamoto por el sonido y el tiempo fue una constante en su trabajo, expandiendo sus territorios hacia las instalaciones desde los años 2000.
En su búsqueda constante por comprender el tiempo, Sakamoto profundizó en conceptos como la asincronía, cuestionando su misma naturaleza. Su obra transcurre entre lo efímero y lo eterno, lo que apreciamos claramente en piezas recientes como TIME TIME (2024), creada con Shiro Takatani, en la que coexisten un instante y la eternidad, lo fugaz y lo perdurable, lo real y lo onírico.
En sus obras también son recurrentes el agua y la niebla. Water State 1 (2013), realizada con Takatani, es un microcosmos que explora la transformación del agua mediante datos meteorológicos de Tokio. Mi experiencia frente a esta instalación fue profundamente reflexiva: en una sala oscura, un estanque reflejaba como un espejo las gotas de lluvia generadas según patrones climáticos reales. Cada gota producía sutiles variaciones en sonido y luz, evocando océanos, charcos en calma y vistas aéreas del paisaje. La contemplación resultaba inevitable y conducía espontáneamente a un estado meditativo.
Aunque la práctica de Sakamoto fue multifacética, el piano tuvo un lugar central en su vida, destacando en Is Your Time (2017/2024), creada junto con Takatani. Un piano silencioso flota suspendido sobre agua, recuperado de la devastada Escuela de Agricultura de Miyagi tras el tsunami del Gran Terremoto del Este de Japón en 2011. Concebido como un instrumento afinado por la naturaleza, el piano ahora interpreta las vibraciones sísmicas de la Tierra, suspendido entre “el cielo y el mar”.
Sueños y subconsciente son elementos esenciales en este recorrido. En PHOSPHENES & ENDO EXO (2017/2024), desarrollada junto a Carsten Nicolai, representa la luz residual visible al cerrar los ojos. En tanto que en async–first light (2017), el cineasta Apichatpong Weerasethakul captura momentos cotidianos en video de baja resolución, que se entrelazan con las piezas musicales disintegration y Life, Life, acompañadas por versos de Arseny Tarkovsky. Weerasethakul describe la música de Sakamoto como “una primera luz”, evocando la sensación de ver el día por primera vez al despertar.
Resulta inspirador cómo Sakamoto incorporó la colaboración en un ámbito artístico generalmente dominado por el ego. Desde async–drowning (2017), junto con Shiro Takatani, desarrolló el concepto de “música de instalación”, explorando la tridimensionalidad del sonido. Tras la muerte del compositor, async–immersion expandió esta propuesta en la exposición AMBIENT KYOTO 2023, adaptada luego al Museo de Arte Contemporáneo de Tokio.
Como parte fundamental del legado artístico y filosófico de Sakamoto, destaca la adaptación de su ópera de 1999, LIFE, creada con Takatani. Originalmente, LIFE exploraba, mediante la música, la imagen y el performance, temas esenciales del siglo XX como la guerra, la revolución, la ciencia y la tecnología. Transformada en instalación artística, busca los límites entre lo perceptible y lo imperceptible mediante nueve tanques suspendidos donde imágenes surgen y desaparecen en bancos de niebla, generando una experiencia dinámica y constantemente renovada.
Los espacios exteriores complementan el discurso central de esta muestra. Fujiko Nakaya, pionera en utilizar la niebla como medio artístico, colaboró con Sakamoto y Takatani en diversas instalaciones, como LIFE–WELL Installation (2013), inspirada en la obra At the Hawk’s Well de W.B. Yeats. En la versión más reciente, LIFE–WELL TOKYO, la niebla evoca simbólicamente el agua de la inmortalidad, generando una coreografía que, traducida en música, se convierte en una sinfonía efímera que fortalece nuestro vínculo con el entorno
Finalmente, una pantalla LED de 16 metros en el patio del museo revela, a través de imágenes y sonidos, la invisible infraestructura electromagnética de Tokio. La instalación visualiza en tiempo real las ondas emitidas por dispositivos electrónicos cotidianos, transformando la ciudad misma en una partitura audiovisual en constante evolución.
Cada instalación de Seeing Sound, Hearing Time nos transporta a un espacio donde el sonido y la luz son portales sensoriales. La niebla, el agua, la vibración y el silencio nos recuerdan que nada permanece, salvo la resonancia de aquello que alguna vez existió. A lo largo de su trayectoria, Ryuichi Sakamoto expandió los límites musicales hacia territorios filosóficos y artísticos inéditos. Su legado es una invitación a percibir la existencia con otros sentidos, aprendiendo a ver el sonido y a escuchar el tiempo.