
RECONOCIDA A NIVEL INTERNACIONAL, POR SU DESTACADA CAPACIDAD PARA RESIGNIFICAR EL ESPACIO MEDIANTE LA ARQUITECTURA; FRIDA ESCOBEDO ESCRIBE UN NUEVO CAPÍTULO EN SU ADMIRABLE HISTORIAL DE PROYECTOS, ESTA VEZ, PARA ENALTECER EL LEGADO DE CARTIER EN EL MUSEO JUMEX.
Fiel a su estilo de trabajo interdisciplinario, y a través de un minucioso estudio de la historia de la Maison francesa, Frida ha diseñado la museografía que acompaña El diseño de Cartier: Un legado vivo, mediante elementos de diseño arquitectónicos, que logran dar vida a la selección de joyas y objetos de diseño expuestas. La afamada colección, que ha recorrido más de 30 países, regresa a México después de 24 años para presentarse en el Museo Jumex; que ha confiado su espacio a la visión de la premiada arquitecta mexicana, quién además cuenta con una amplia experiencia en la realización de diseño, y renovación de espacios destinados al arte y cultura. Enfocada en la óptica del diseño y la contribución cultural de Cartier, Frida ha proyectado un escenario único, que logra fungir como el punto de encuentro perfecto entre la historia de las piezas expuestas, y el contexto cultural mexicano, ahondando en las raíces que lo enlazan directa e indirectamente a nuestro país, no sólo mediante las piezas comisionadas para íconos populares del tamaño de María Félix; pero también a través de la existencia de registros e investigación de la casa francesa, para el diseño y creación de piezas específicas.
A modo de homenaje, la arquitecta tomó como punto de partida su propio historial familiar, un legado heredado de su abuelo relojero, para después adentrarse en las investigaciones visuales del artista alemán Josef Albers, en sus viajes a territorio nacional; logrando el cometido de ‘situar a Cartier en el territorio mexicano’. Y es que, haciendo eco de dicho archivo fotográfico, creado en torno a la pirámide de Tenayuca, Escobedo creó un proyecto espacial, inspirado en el paisajismo característico de México, como mesetas, volcanes y montañas, que dan a la exposición un particular carácter inmersivo; honrando las bondades y el valor del trabajo, en torno a aquello que emana de la tierra. De igual forma, y buscando recuperar la destacada labor artística presente en el acervo del legado de joyas, su diseño museográfico demuestra la posibilidad de inspirarse en los propios procesos creativos, al replicar el modo de trabajo de estos objetos, con la instalación de paneles creados artesanalmente, que proponen al espectador un recorrido que realmente se asocia al estilo y legado de la maison.
El diálogo de diseño, en torno al cuerpo expuesto a través de Cartier: Un Legado Vivo, proyecta la interesante relación conceptual respecto a lo que nos impulsa a crear, del placer que existe en explorar nuestra propia naturaleza y que tal como lo materializa la destacada arquitecta mexicana, se puede extender y renovar a infinitos niveles de producción artística.