“Un momento preciso en el tiempo. Cuando el sol se sumerge en el mar al final de un día de agosto. Es el tiempo en que nos encontramos a nosotros mismos. Esta colección es un homenaje a esos instantes y una invitación a detenerse, a buscar nuestro propio momento”. Sabato De Sarno
Gucci continúa y evoluciona su relación con la Trienal, entrelazando aún más su identidad con los valores que encarna el museo: el compromiso con un diálogo cultural abierto e inclusivo y la misión de unir arte, diseño, arquitectura y visiones contemporáneas.
Gucci transforma sus espacios en un largo corredor de colores que, partiendo del blanco, conduce hasta Gucci Rosso Ancora. Con matices de una puesta de sol de verano, el espacio se divide en salas, cada una de un tono diferente, capaces de crear una experiencia única, un momento irrepetible.
La sastrería, en su versión más esencial pero nunca ordinaria, abre el desfile con pantalones cortados sobre tennis, fusionando el vestuario femenino con el masculino. La paleta de colores incluye gris, Gucci Rosso Ancora, blanco, tonos de verde y un toque de naranja. Las siluetas son un homenaje a los años 60, con chaquetas estructuradas, pantalones cortos y faldas de corte A. Los grandes abrigos de estilo couture aportan un nuevo vigor al Monograma GG. El cuero con acabado brillante, los jeans y la camiseta de tirantes, son piezas de statement que arman un look sin esfuerzo. La lencería se asoma a través de vestidos de encaje y abrigos ligeramente abiertos.
El legado de Gucci en su grandeza casual llega al día de hoy con su bolso Bamboo 1947, la estrella del desfile. El bambú también inspira joyería, imitando su forma y desarrollándose y entrelazándose sobre el cuerpo. Las mismas joyas unen los vestidos fluidos de jersey inspirados en los años 90, así como las plataformas de punta cuadrada. Los nuevos bolsos con detalles de bambú se alternan en la pasarela con las siluetas mini y el bolso de mano Gucci 73 con el Horsebit en el lateral, pero también vemos el nuevo bolso Gucci Go, estructurado, compacto, para llevar a todas partes.
Por último, el fular Gucci Flora, atado como pañuelo, en su versión original diseñada por el ilustrador Vittorio Accornero de Testa: nueve ramos de flores sobre un fondo blanco y un marco en contraste. Reimaginado como un lienzo, a través de elecciones cromáticas tono sobre tono que siguen la paleta de colores de la colección.