El pasado 21 de octubre de 2025, DNA Magazine fue testigo de la inauguración oficial de la nueva sede de la Fondation Cartier pour l’art contemporain en 2 Place du Palais-Royal, frente al Louvre. Una noche que marcó un antes y un después en la historia cultural de París: arte, arquitectura y ciudad se fundieron en una misma respiración.
Desde su creación en 1984 por Alain Dominique Perrin, entonces presidente de la Maison Cartier, la Fondation Cartier ha sido un espacio de diálogo y experimentación artística que coloca la relación entre creación y exhibición en el centro de su proyecto institucional. A lo largo de cuatro décadas, ha exhibido a artistas de todos los ámbitos, rompiendo las fronteras entre disciplinas y construyendo una colección viva, compuesta principalmente por obras concebidas específicamente para su programación.
La nueva sede, diseñada por Jean Nouvel, reinterpreta un edificio haussmanniano de 1855 —antiguamente hogar del Grand Hôtel du Louvre y los Grands Magasins du Louvre— con una arquitectura dinámica y escenográfica. Cinco plataformas móviles ajustables a once alturas distintas permiten un sinfín de configuraciones de luz, espacio y escala, redefiniendo lo que puede ser un museo contemporáneo. Con 8,500 m² abiertos al público, de los cuales 6,500 son expositivos, el lugar se transforma en un laboratorio interdisciplinario donde convergen las artes visuales, la fotografía, la performance, el diseño, la danza, la música y la ciencia.
La arquitectura de Nouvel dialoga con la historia urbana de París: amplios ventanales transparentes recorren las fachadas y permiten mirar a través del edificio, conectando Rue de Rivoli con Rue Saint-Honoré. La luz natural, modulada por techos de vidrio y persianas móviles, se convierte en parte activa de la experiencia. En palabras del propio arquitecto, el objetivo no es construir dentro del espacio, sino construir el espacio mismo, dejando que el vacío y la luz sean los protagonistas.
El proyecto se inscribe en una tradición de arquitectura móvil y experimental que tiene raíces en el Fun Palace de Cedric Price, el Centre Pompidou de Richard Rogers y Renzo Piano, y la propia trayectoria de Nouvel en el Institut du Monde Arabe (1987), la antigua sede de la Fondation Cartier en Boulevard Raspail (1994), el Musée du quai Branly – Jacques Chirac (2006) y el Louvre Abu Dhabi (2017). Esta nueva etapa representa la culminación de más de cincuenta años de investigación sobre cómo la arquitectura puede adaptarse a la libertad del arte.
Para celebrar su inauguración, la Fondation Cartier presentó la exposición Exposition Générale, un recorrido por más de cuarenta años de creación contemporánea internacional, con obras emblemáticas, performances, desfiles, danza y música en vivo. Además, se estrenaron dos nuevos espacios dedicados a la educación y el pensamiento:
— La Manufacture, un taller de 300 m² que sitúa la inteligencia manual y la transmisión gestual en el centro de su enfoque pedagógico.
— Un auditorio y una nueva librería, concebidos como lugares de encuentro y extensión de las exposiciones, donde el arte y las ideas se cruzan en vivo.
En sintonía con las problemáticas contemporáneas —paisaje, urbanismo, ecología—, la Fundación asume un rol activo dentro del tejido parisino: su arquitectura, profundamente integrada al contexto histórico del Palais-Royal, funciona como un puente entre la ciudad, su historia y el arte del presente.
Más que un museo, la nueva Fondation Cartier es una arquitectura viva, un espacio donde el arte no se exhibe: sucede. Un manifiesto de luz, libertad y posibilidad en el corazón de París.