Desde esta cumbre terregosa que te juzga,
clamo en desbordadas soledades:
devuélveme ese cuerpo, mar,
devuélveme la inexistencia que lubrica
con tu espuma maliciosa las ansias de este ser
que no es ninguno, que navega solitario
en la inconciencia, en las vastas mareas de la nada
—Mario Murgia, Sabor mortal (2024)
Hallarse frente a la mirada impenetrable de la hoja en blanco es equivalente a encontrarse frente al enigmático rostro del verso impreso: un lanzarse deseoso en la ceguera de la búsqueda, solo para toparse con el desencuentro; un partir anhelante desde lo uno hacia lo otro y regresar a sí mismo desde un íntimo aquello; un rozarse contra la piel intangible de la ausencia añorada para desembocar en la plenitud del vacío; desbordante de todo, rebosante de nada.
En este juego de ausencias y plenitudes, Sabor mortal de Mario Murgia, publicado por Aquelarre Ediciones y Alios Ventos en 2024, nos remite al Éros (ἔρως) como una fuerza dual: creadora y destructiva. Es un impulso que no solo busca la belleza y la perfección, capaz de conducirnos al éxtasis de lo divino, sino que también se precipita en la abismal intensidad de los deseos humanos, donde la plenitud se convierte en vacío y la pasión en pérdida. Para Murgia, el sabor mortal no se limita al fruto bíblico que marcó la caída del hombre, otorgándole conocimiento y haciéndolo consciente de su desnudez. Este sabor se transforma en una metáfora universal de la experiencia humana: un gusto compartido en nuestras interacciones más significativas ya sea con la familia, los amigos o los amantes. En cada vínculo reside un doble filo, y Sabor mortal explora cómo los encuentros humanos son, a la vez, bálsamo y herida; un recordatorio constante de nuestra capacidad de sentir, crear y perder, siempre al borde de nuestra propia finitud.
La homoerótica en Sabor mortal emerge como un hilo conductor que teje las experiencias humanas del deseo y la atracción desde perspectivas intensas y multifacéticas. Murgia aborda las relaciones entre hombres con una sensibilidad que oscila entre lo carnal y lo espiritual. Los títulos de los poemas, a menudo aludiendo a nombres propios o descripciones íntimas, convierten el deseo en un fenómeno tanto universal como profundamente personal. Con un enfoque que celebra la diversidad de expresiones homoeróticas, el poemario es un espacio donde la pasión y la identidad encuentran una voz lírica versátil: a veces melancólica y existencial, otras, sarcástica, profana e irónica.
Los versos de Murgia, ataviados de ritmo y forma, logran una armonía que seduce tanto a los lectores más exigentes como a quienes se acercan por primera vez a su poesía. Su maestría en la construcción del verso, que combina un rigor técnico impecable con una espontaneidad emotiva, enmarca un desfile de retratos que transitan entre lo íntimo y lo universal; una galería personal en la que más de uno degustará, anhelante, el doble filo de su propia mortalidad.
Sabor Mortal se presentará este 23 de noviembre a las 16:00 hrs en La Niña Oscura (Salvador Díaz Mirón 142, Santa María la Ribera, CDMX); un espacio repleto de fantasmas y ecos porfirianos que, entre pan y vino, invitan a saborear el filo mismo de la palabra mortal.
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