El cuerpo como un todo, donde procesos de cuestionamiento personal, se encuentran con un profundo estudio del movimiento y se mezclan con la curiosidad por explorar formatos alternativos de creación; esto es apenas el punto de partida para Diego Vega Solorza, cuya trayectoria artística se ha convertido en un referente cultural, en el mundo de la danza contemporánea.

Su incesante labor creativa, siempre en constante proceso evolutivo, demuestra la posibilidad de expandir la danza a terrenos poco explorados; con un objetivo que va más allá de lo obvio y lo físico, con la mira en demostrar la capacidad del cuerpo a conducirnos a estados mentales profundos y sobre todo valiosos.

Es así que a pesar de su amplia experiencia como coreógrafo y bailarín, Diego sigue encontrando nuevos enfoques, entendimientos y formas de reflexionar alrededor del cuerpo sin limitaciones, en el que cada factor y herramienta presente en sus proyectos, cuenta y eleva la disciplina dancística a un nivel extraordinario.

DESDE UNA PERSPECTIVA MÁS EMOCIONAL Y SENSITIVA, ¿QUÉ TE ATRAJO A EXPLORAR EL MUNDO DE LA DANZA?

No creo en las casualidades, me gusta la idea del destino como línea de pensamiento de vida; claro, un destino que se modifica y altera a partir de nuestras decisiones. La danza llegó a mí de manera profesional en enero del 2010, hace ya varios años. Comencé y realicé mis estudios formales como bailarín de danza contemporánea en Hermosillo, Sonora, México, bajo la dirección de Miguel Mancillas e Isaac Chau. Siempre he creído que la danza ha estado aquí, conmigo; desde que tengo memoria consciente, moverme y bailar ha sido mi mayor forma de expresión, el diálogo conmigo mismo y con el mundo exterior.

Al venir de una familia muy tradicional (ubicada al norte del país, en Los Mochis y Basoteve, ambos en Sinaloa) de niño, no tuve la oportunidad de practicar danza de ningún estilo, porque el prejuicio hacia la figura masculina relacionada con el arte era tremendo. Mi sueño era pertenecer al grupo de danza folclórica pero no ocurrió, así que los deportes fueron la forma de canalizar todo ese deseo y emoción de querer saltar, girar, desplazarme… bailar.

¿CREES QUE EL BAILE TE HA HECHO (RE)SIGNIFICAR AL CUERPO DE UNA MANERA PARTICULAR?

Claro, adentrarme como profesional en el estudio del cuerpo, el movimiento y la danza, ha modificado en todo sentido mi percepción del cuerpo; de mi cuerpo, cómo lo habito, cómo lo vivo… El cuerpo también como concepto, los otros cuerpos y cómo me relaciono con estos. He ido adquiriendo información práctica que ha potencializado mi desarrollo corporal de manera física y mental, es decir, la capacidad de destreza en el cuerpo a nivel acción y su entendimiento. También bailar me ha permitido entender al cuerpo como un contenedor de energía, de emociones, experiencias y memorias, que se relacionan directamente con la parte espiritual, y el diálogo que se establece del cuerpo con lo interior y lo exterior, cómo se desenvuelve, relaciona y cómo existe.

¿QUÉ PAPEL JUEGA EL SONIDO EN TU PROCESO CREATIVO?

El sonido, que normalmente se encuentra en mi obra a nivel musical, el trabajo de respiración y la percusión, siempre lo asocio como un factor de apoyo en las texturas y la parte emotiva de la pieza (coreografía y danza). No todas mis coreografías van acompañadas de música y es que no creo que la danza suceda estrictamente de la mano de la música; claro, lo sonoro es casi imposible de evitar cuando se baila, está ahí, forma parte de la presencia del cuerpo y su movimiento, pero es el estudio que se desarrolla a partir del interés por el sonido como un código de creación, lo que lo hace evidente. Como lo dije, encuentro en el sonido un puente claro, para poder comunicar la parte emotiva de la escena, siento que hay una sensibilidad tremenda en el oído que te permite acudir a lugares de mucha sensibilidad e imaginación a partir de lo que se escucha, entonces suelo incluir música o trabajo sonoro para apoyar o potencializar eso que ya se está expresando con el cuerpo, pero que a nivel narrativa (pensando en que mi danza no es lírica) crea un ambiente o universo más posible.

¿HAY ALGÚN COMPONENTE O FACTOR (TANGIBLE O INTANGIBLE) QUE CONSIDERES INDISPENSABLE PARA OBTENER UNA BUENA OBRA COREOGRÁFICA?

Es complejo, las obras siempre significan de forma distinta para quienes las viven como ojo externo (público) que para quienes las hacemos, entonces no sabría cómo evaluar lo que significa hacer una buena obra coreográfica. Tengo un par de obras que han sido quizás mis procesos más interesantes y han dado como resultado obras no tan memorables en el imaginario del público, y por lo contrario, mi proceso más caótico, honestamente mi peor proceso en todo sentido, dió como resultado una obra brillante según el público; entonces es difícil contestar la pregunta, pero me atreveré a decir que para mí, una buena obra coreográfica, es aquella que he creado y ha cumplido su cometido de forma interna, bajo los intereses de la búsqueda que se tiene como artista, pero que también logra desbordarse en márgenes de comprensión y celebración del público.

¿CREES NECESARIA LA DEFINICIÓN DE UN ESTILO ESPECÍFICO EN LA DANZA?

No lo creo. Definirse en la actualidad es una muletilla fácil para quienes buscan apropiarse de ciertas identidades. No me emociona y creo problemática actualmente la pretensión del personaje de culto. El artista que busca la definición de un estilo busca permanecer en el imaginario de la gente de forma estática y claro, con la necesidad de sobresalir en esta actualidad que no propone más que la misma información, y por consecuencia las mismas formas, misma estética, misma narrativa, incluso mismos resultados; supongo la respuesta será encontrar una fórmula o estilo que podamos repetir hasta hacerle creer a quienes observan que nos pertenece, y que así se nos represente y así se nos identifique o reconozca. Pero me aterra esa idea, así que prefiero pensar que formamos parte de algo que transita y se mueve, viene y va, y que si bien hay constantes en la manera en la que operamos, tiene que ver más con un interés, un uso de la herramienta o código, que por la necesidad de definición.

¿HAY ALGUNA NARRATIVA POR LA QUE SIENTAS MAYOR INCLINACIÓN O TENGAS PARTICULAR INTERÉS PARA EXPLORAR EN TUS OBRAS?

Cuando volteo y veo mis obras, es evidente que el ritual y la arquitectura son dos líneas que sostienen mis piezas y propician sus narrativas, también me doy cuenta que la violencia siempre está presente, pero al final creo que todo lo que trato de hacer es plasmar mi idea de la relación del ser humano con el mundo y la naturaleza.

EN UNA LABOR CREATIVA COMO LA TUYA, ¿CÓMO LIDIAS CON LAS LIMITACIONES QUE PUEDE TENER EL CUERPO?

Vengo de una escuela en la que me enseñaron a borrar de mi imaginario el concepto de “limitación”, por consecuencia aprendí a percibir al cuerpo como una posibilidad y una herramienta de trabajo, que tiene la capacidad de solucionar, y creo que así vivo el oficio (la danza y la coreografía), con el interés de encontrar respuestas siempre posibles a mis necesidades artísticas.

¿CUÁLES HAN SIDO LOS MAYORES APRENDIZAJES QUE TE HA DEJADO TU PROCESO EVOLUTIVO COMO BAILARÍN Y COREÓGRAFO?

De forma interna, mi carrera ha estado llena de tropiezos y pésimos encuentros. Coincidir con las personas indicadas para compartir, trabajar, dialogar, construir, organizar, crear, es muy complejo, pero por suerte por cada paso en falso dado han llegado quienes mantienen viva la necesidad de reunirme a reflexionar y celebrar la danza, así que creo que uno de los mayores aprendizajes en mi camino como creador y artista ha sido la resiliencia, aprender de la pausa mientras observas y esperar con calma y mucha fuerza, por ese encuentro que siempre creo que será un acierto.