Antonio Zaragoza ha erigido un universo inspirado en la juventud, subculturas, movimientos espirituales y políticos de todo el mundo. Su trabajo en LIBERAL YOUTH MINISTRY refleja estas profundidades visuales, tejiendo narrativas únicas a través de cada colección. Cada una de ellas encapsula un estado mental de Antonio Zaragoza, una recopilación de inspiraciones de los últimos seis meses que se convierte en un nuevo universo.
La nueva exposición de Antonio Zaragoza, “ORPHEUS: A DARK WOLF TRIUMPHS”, es la culminación de años de instalaciones en Dover Street Market, donde ha presentado las colecciones de LIBERAL YOUTH MINISTRY de maneras diversas, cuestionando y desafiando las formas de presentar prendas en retail. Junto con su primera incursión en instituciones artísticas, como el Museo de Arte de Zapopan, donde presentó una exposición junto con Kenia Filipini, explorando sus procesos creativos y el universo de LIBERAL YOUTH MINISTRY y DREAM BABY! una retrospectiva conceptual de las marcas.
Su identidad creativa está en constante transformación, especialmente después de su primer exposición individual, presentada en General Expenses, una galería que ha sido hogar de diversas exposiciones de talento emergente en el mundo del arte.
ORPHEUS: A DARK WOLF TRIUMPHS
Es una exposición en la que Antonio Zaragoza se aventura a explorar su intimidad sin sutilezas ni obviedades, donde el arte triunfa en el reino que él ha creado para su existencia.
¿Cuál ha sido el impulso para crear la narrativa que existe en la exposición?
No me sumerjo demasiado en mis conceptos, no me enfrasco tanto en el aspecto intelectual como en el sentimiento, lo percibo de manera más emotiva, arraigada a mis emociones, más allá de las connotaciones estéticas que pueda tener. Es por eso que mis personajes siempre parecen estar en un estado meditativo, pensando, como yo, todo el tiempo estoy en ese mindset.
Mi proceso de trabajo es inherentemente caótico; hago referencias a muchas cosas y, por esa razón, siempre termino haciendo ajustes hasta el último día. Es una constante búsqueda. Me siento como alguien que viaja por el mundo, recogiendo cosas que le gustan y las arroja a esta mochila imaginaria donde guardo todo. Siempre encuentro inspiración, y lo guardo hasta dentro de un año para mi próxima colección. Siempre logra infiltrarse en mis creaciones.
Aunque mi trabajo evoluciona mucho desde la idea principal, siempre están presentes varios códigos. Si observamos detenidamente, siempre está presente el tema fantástico, la inclinación hacia el punk y el grunge. Cuando buscaba nombres para la exposición, surgió la palabra “Orpheus”, un personaje de la mitología griega, cuyo encanto música y poesía calmaban a las bestias. Creo que buscaba algo similar para mitigar mi ansiedad creativa de esta nueva etapa, como artista.
Luego surgió el nombre “Triunfo del Lobo Oscuro”. Esta fue una experiencia personal, una expresión de mi lado más punk, mi yo más ingenuo, mi transformación personal a través del arte, un triunfo en la creación, la capacidad de generar algo tan sagrado para mí, como crear. Quería hablar sobre este personaje triunfante, de ahí las espadas y el arco del héroe, las torres del castillo; todo era una expresión del triunfo. Últimamente, he estado experimentando con el deporte, como el fútbol, donde todo radica en el triunfo. Era una parte de mí en la que no dejaba de pensar. He logrado crear una estructura y un sistema (LYM) que respalda este tipo de conceptos creativos, mi creatividad puede desprenderse de solo crear prendas y eso es una celebración.
¿Cómo describirías trabajar con espacios en lugar del cuerpo? ¿Qué diferencias haz notado?
No reflexiono tanto durante el proceso creativo. Cuando trabajo en una colección, me sumerjo en mis sentimientos, en lo que estoy experimentando y viendo. Creo un espectro y un microcosmos mediante un conjunto de música y la compra de libros, algunos de los cuales quizás no lea de inmediato, pero los adquiero por el valor energético que puedan aportar. Cuando llega el momento de invadir y contaminar el espacio, lo hago de manera natural, sin agobios ni sobreanálisis.
La pregunta es: ¿Qué puedo llevar del concepto al espacio físico? Aunque muchas cosas cambian, al idear qué hacer y crear una lista de elementos que puedan representar físicamente el mismo sentimiento, encuentro interesante jugar con la intersección de moda y arte. En General Expenses, quise explorar los dioses del fútbol, que se han convertido en la pieza icónica de la marca. Hay un cuadro que representa un jersey de fútbol como una obra de arte, y detrás de él está la pop up donde se pueden adquirir esos jerseys a precios mucho más accesibles.
¿Cómo balanceas esta espiritualidad y mundo onírico con tu realidad?
Realmente me sumerjo profundamente en el proceso creativo. Para mí, crear algo es una experiencia intensa y exigente. Me identifico mucho con la filosofía de Rei Kawakubo, quien sostiene que siempre debes estar creando algo nuevo, o de lo contrario, no vale la pena. Me conecto mucho con esa energía intensa. Durante la creación, estoy constantemente en diálogo con mi equipo, aunque intento desconectar los fines de semana y centrarme en aspectos más prácticos. Me gusta establecer una separación entre esos momentos, aunque a veces, como ahora que estoy iniciando la nueva colección, no puedo evitar sumergirme por completo.
Creo que el mundo onírico que se refleja en la marca siempre estará presente. Ya sea que la colección tenga un enfoque más comercial o hecho a medida, siempre mantiene su autenticidad. La presentación del proyecto, la forma en que se genera, todo contribuye a ese sentimiento onírico, que a veces también tiene matices de pesadillas. Filosóficamente, mi trabajo habla de esta dualidad, ya que a lo largo de mi vida, lo constante ha sido este sentido de sueños y pesadillas. Desde mi infancia, siempre he apreciado la estética de Halloween y he sido fanático del trabajo de David Lynch, que se conecta profundamente con mi pasado y mi presente. Ver estas etapas de mi vida desde otra perspectiva, mucho más madura, es lo que alimenta muchos de mis proyectos.
¿Hacia dónde crees que va tu lenguaje material en los próximos años?
No suelo reflexionar demasiado; creo que lo que disfruto es dejarme llevar. Mi enfoque está en el futuro a seis meses, ya que cada medio año lanzo una nueva colección. Por supuesto, también me gusta establecer metas a 10 o 5 años. La experiencia en sí me encantó; que una galería como General Expenses me haya invitado y que este espacio se haya formalizado me sacó de mi zona de confort. Al mismo tiempo, me hizo desear pertenecer a ese otro lado. Sin duda, es algo que seguiré explorando. Después de la inauguración en la Ciudad de México, encontré un go-kart en una tienda de antigüedades. Tiene una estética muy LYM, y quiero comprarlo para hacer una instalación con él. Siento que mi mente ya está pensando en qué otras esculturas o cuadros puedo crear. Por ejemplo, los cuadros con gráficos que presente, en un inicio no tenían una intención artística específica; solo quería decorar mi estudio.
Creo que también es una celebración de mi yo creativo. Antes de la moda existió el arte, antes del arte vino el cine, antes del cine la música. De alguna manera, veo lo que viene y cómo puedo plasmar mi imaginario. Me intriga la idea de crear música o un cortometraje. Estas son cosas que siempre han estado en mi mente desde los 14 o 15 años, y ahora las retomo con otra madurez y con la estructura para desarrollarlas.