ATRÁS HAN QUEDADO LAS SUPOSICIONES Y PRONÓSTICOS, SOBRE LA FORMA EN LA QUE LA TECNOLOGÍA PODRÍA ENCONTRARSE CON EL ARTE; HOY SU VÍNCULO ES UNA REALIDAD Y LO QUE ES MÁS, SUPONE UNA RELACIÓN PRÁCTICAMENTE INQUEBRANTABLE. Y AUNQUE PODRÍA PARECER LO CONTRARIO, HISTÓRICAMENTE DESDE SU ORIGEN, HA EXISTIDO UNA PROFUNDA RELACIÓN EN EL DESARROLLO Y DISCURSO DE AMBAS DISCIPLINAS, SIN EMBARGO, LA FORMA EN LA QUE HOY SE RETROALIMENTAN ES EVIDENTE, Y QUEDA MANIFIESTO EN PROYECTOS COMO EL DEL MÚSICO Y COMPOSITOR KEIICHIRO SHIBUYA, EN DONDE EL PODER DE SU FUSIÓN HA SIDO TAN SÓLO EL PUNTO DE PARTIDA.
El artista japonés, tiene una amplia y prolífica trayectoria en la música, con un profundo conocimiento en la producción tanto acústica como electrónica, lo que le ha permitido dar con el balance perfecto para mezclar la vanguardia tecnológica con la melancolía auditiva.
El desarrollo de su trabajo con base en Tokio y París, le ha dado la oportunidad de colaborar con otros artistas y científicos, que impulsan y extienden el alcance de sus composiciones a niveles en donde los límites de la relación entre los humanos y la tecnología se desdibujan; y son capaces incluso, de confrontar en conjunto temáticas existenciales profundas, incluidas aquellas, motivadas por sucesos personales que lo han hecho cuestionarse sobre la relación de los humanos con la vida y la muerte.
En 2002 fundó ATAK, su propio sello discográfico que se convirtió en la plataforma en donde no solamente compone y explora la producción musical contemporánea, sino que además le dio dirección, y consagró el perfil de su proyecto artístico, con la composición de obras hechas en su totalidad por computadoras.
Sus producciones cuentan con la activa participación de robots humanoides, que hacen de su trabajo una verdadera experiencia inmersiva, con el desarrollo de un performance tanto auditivo como visual.
Keiichiro creó una nueva forma de ‘ópera androide’, que lo ha llevado a dominar y liderar la programación de instalaciones sonoras de vanguardia, capaces de conservar a la par, la emotividad, sensibilidad y demás cualidades humanas. De ahí que su proyecto haya logrado posicionarse y vincularse con otros grandes nombres de las industrias creativas; para colaborar con marcas como Gucci o Prada, y organizar presentaciones en recintos tan importantes como la Ópera Garnier y el New National Theatre de Tokio, en donde presentó una espectacular producción de androide, acompañado de cantantes de ópera humanos, bailarines de ballet y una orquesta completa.
La clave del proyecto musical de Shibuya está en la forma en la que concibe la producción sonora, que él mismo nos describe como “la oportunidad de creación de tiempo y espacio”; así como la particular percepción que tiene sobre la relación entre humanos y tecnología, que describe como “partes de uno mismo” por lo que “es importante no pensarlos como cosas diferentes, sino como el equivalente y enlazados para desarrollarse evolutivamente en conjunto”.